No todos tenemos la obligación de ser expertos en fases de obra, materiales y costes, pero un pequeño resumen de los pasos que debe seguir un técnico en mantenimiento, tal vez nos haga cambiar la expresión de susto de nuestra cara al recibir "la dolorosa", por una sensación real de que hemos conseguido un buen precio.
Un ejemplo muy común de reparaciones costosas, son aquellas que afectan a las instalaciones de fontanería, en las que no es fácil la localización de la avería, al estar generalmente ocultas dichas instalaciones.
Para nuestro caso hemos elegido la conocida situación del vecino de abajo que nos avisa de que le cae agua por el techo de la cocina, presumiblemente a causa de una fuga en nuestra propia cocina.
Llamamos a un fontanero... Busca, localiza y repara. Hasta ahí todo muy sencillo. Pero llega el momento de abonar la factura y lo que creíamos que nos costaría como un menú de restaurante, al final acaba igualando en precio a una mensualidad de la hipoteca, para nuestro asombro y pesar.
Tenemos que comprender, que desde el momento en que el fontanero reciba nuestra llamada, ya hay gastos que amortizar, tales como pagos de impuestos y tasas (autónomos, nóminas, impuesto de sociedades, etc), almacenaje de materiales, telefonía y comunicaciones, mantenimiento de la herramienta y vehículos...
Si el operario que nos visita, además es autónomo, hemos de pensar que rara vez nos cobrará la primera visita para la "inspección" de la avería, con lo que los gastos que conlleve este desplazamiento correrán de su cuenta, además del riesgo por "lucro cesante" que puede acarrear el visitarnos a nosotros en lugar de a otro cliente.
Normalmente localizar la avería representa un gran problema, ya que si bien en algunos hogares encontramos las bajantes y tuberías a la vista por galerías o lavaderos, en muchas ocasiones, debido a la naturaleza de las estancias a las que dan servicio (cocinas y baños), están ocultas en el interior de falseados de ladrillo, posteriormente alicatados con azulejo y cubiertos con armarios y muebles de cocina. (Como en nuestro ejemplo)
En este caso, al fontanero le corresponderá ejercer de carpintero para desmontar los muebles con el máximo cuidado, para poder volver a montarlos después, teniendo en cuenta que muchas veces es una labor heróica ya que los muebles están dañados, en mal estado o fijados con excesivo celo.
| La pesadilla de un fontanero: muebles viejos y azulejos fuera de mercado |
Una vez desmontado el mobiliario, es probable que el fontanero nos pregunte si tenemos la famosa caja de azulejos de reserva iguales a los de la pared, y casi seguro que le diremos que no, con lo que en vez de picar la pared tranquilamente, deberá esforzarse en hacerlo con lentitud para tratar de limpiar de restos de cemento y las juntas y recuperar todos los azulejos que pueda y así poder colocarlos de nuevo. (No nos sorprenda luego que este tiempo empleado de más, fácilmente representa el valor de 4 o 5 metros cuadrados de azulejo nuevo)
Cuando el técnico logre acceder a la avería, casi seguro que nos rechinarán los dientes cuando nos diga que tiene que ir al almacén a por material, y pensaremos que nos toma el pelo por no llevar encima los materiales necesarios para su trabajo. ¡Olvidémonos de estos sofocos y sonriamos!, ya que después de leer esto, comprenderemos no sólo que estábamos equivocados, sino que hay más 6 medidas estándar de tuberías, que lo más habitual es que tenga que cambiar una pieza de derivación, que puede tener forma de "T", de "Y", de "doble Y", "doble Y en esquina"... y que existe gran variedad de ángulos y medidas para cada tipo de pieza, con lo que las combinaciones son incalculables. Esto sin contar con que puede necesitar varias unidades de cada pieza.
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| Varias derivaciones y codos de PVC |
Estas piezas de derivación, son las que conectan nuestras tuberias de desagüe de menor diámetro (los que vienen del fregadero, lavavajillas, lavadora, etc) con la bajante general, y estas tuberías más estrechas tambien pueden tener varias medidas y, en consecuencia, la pieza de unión entre estas y la bajante general también puede ser una entre muchas.
Supongamos que la avería ya ha sido reparada, (con los habituales problemas que causan conectar tuberias viejas con nuevas) y nos disponemos a despedir al operario pocas horas después... ¡No nos ilusionemos! La causa de que se retrasen los trabajos a partir de ahora y pensemos que nos han dejado la obra "empantanada", es principalmente el tiempo de espera de secado que tiene cada material. Así, tras reconstruir la tabiquería con ladrillo y cemento, hay que esperar unas 12 horas antes de poder alicatar encima, y otras 6 antes de rellenar las juntas entre azulejos. Y sólo cuando esté todo completamente seco, se procederá al montaje de los muebles de cocina.
Ahora que conocemos todos los complicados pasos que debe seguir un operario que ejecute una reparación en nuestro hogar, la próxima vez que pongan ante nuestros ojos una factura de reparación bien llevada a término, en lugar de "esto parece un número de teléfono", puede que pensemos "voy a apuntarme el teléfono de esta empresa, que está muy bien de precio".


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