Pompas fúnebres, burbuja inmobiliaria... Unas pocas sílabas más y podríamos componer un requiem Haiku de nuestra economía y nuestra inocencia, tal como Jorge Manrique, otro recuerdo de nuestra juventud, escribía hace casi 600 años: "...como a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor".
Hace poco llegó a mis manos la triste gráfica del enfermo terminal que parece ser la construcción en España.
En 6 años hemos pasado de consumir 18 millones de toneladas de cemento a poco más de 3 millones. Esto si que es un recorte drástico y no los de sanidad.
Porque si bien las "mareas blancas", "mareas verdes" y las "mareas que las parió" desfilan cada día por nuestras calles, levantando su voz contra los ajustes, para seguir siendo funcionarios en lugar de pasar a formar parte del competitivo y meritocrático mundo de la empresa privada, aún no hemos visto a ninguna plañidera profesional soltar una lágrima por los cientos de miles (¿millones tal vez?) de empleados de la construcción que han perdido toda esperanza de volver a trabajar en su noble y puede que artística especialidad: la ahora proscrita construcción. ¿Dónde estas Colau?, ¿Donde estais Toxo y Méndez?. Tal vez pensais que vuestro futuro es más esperanzador que el de los héroes que construyeron nuestro país... No os engañeis...
"Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos."
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