El alquiler por reforma es un procedimiento creado por Alquiforma, empresa de reformas y de gestión inmobiliaria y financiera, que actúa como plataforma de contacto entre aquellos propietarios de viviendas añejas o directamente destrozadas que no disponen de medios económicos o ganas de reformarlas, y potenciales inquilinos para su "pedacito de España" que a pesar de su solvencia optan por la inteligente idea de vivir de alquiler en lugar de comprar una vivienda.
Los primeros, sin interés alguno en reformar la vivienda, bien como digo por falta de liquidez o bien por desidia causada por malas experiencias con inquilinos anteriores, solo ven dos soluciones: arriesgarse a pagar una reforma sin saber cuando recuperarán su inversión, o vender su inmueble a un precio patético debido a la crisis inmobiliaria. Problemas en verdad que quitan el sueño.
En cambio, los segundos, los arrendadores de vivienda convencidos, aquellos que se niegan a comprar un piso y ser atracados a navaja por el Sr Montoro y el alcalde de turno, tienen que sufrir las indecencias que algunos propietarios les ofrecen en alquiler. No sólo pisos oscuros con instalaciones al borde del colapso, sino cuartos de baño con calentadores de segunda mano y váter de cuarto culo.
Muy cruel es el mercado inmobiliario con los inquilinos solventes y buenos pagadores que claman por más ventajas en sus alquileres de larga duración.
¿Qué les ofrece a ambos Alquiforma con su pocedimiento de gestión de alquiler a cambio de reforma?
A los propietarios, sin duda algo muy atractivo: reformar su vivienda sin desembolsar ni un solo euro y buscarle un inquilino solvente. ¿Que cuál es la pega? Alguna tiene que haber claro, y es que durante un periodo pactado de entre uno y dos años, el propietario no percibirá nada por el alquiler, ya que el inquilino dedicará dichas mensualidades al pago de los plazos de la reforma que se habrá hecho en la vivienda.
Las ventajas para los inquilinos, además de una reforma a estrenar, generalmente a su gusto o consensuada con el propietario, les premiamos por su solvencia con un descuento de hasta el 20% sobre el precio de una vivienda de alquiler normal. ¿Y cuál es la pega para el inquilino? Que tiene que comprometerse a pagar durante ese periodo de uno o dos años la mensualidad pactada para el pago de la reforma. No hay almuerzo gratis.
Imaginen la salida que podrían dar las entidades bancarias a todas esas viviendas chabolistas que han embargado en estos años. Imaginen los beneficios que podrían conseguir si fuesen ellos mismos quienes financian las reformas. Imaginen el dinero que podrían desgravarse dedicando este procedimiento a viviendas de alquiler social. Pero sobre todo imaginen el gusto que da un váter a estrenar.
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