martes, 25 de febrero de 2014

Cómo colgar un cuadro (Humilde homenaje a Luis Sánchez Polack "Tip")


Hoy vamos a centrarnos en algo básico en la decoración de nuestros hogares, pero que muchos hacemos mal: colgar un cuadro.


En primer lugar debemos hacer un inventario de los materiales a utilizar (será necesario marcarlos y numerarlos si somos muy torpes): taladro, tacos, alcayatas y el cuadro en cuestión.

En segundo lugar, observemos el cuadro: normalmente es un objeto cuadrado, con esquinas, es inerte y en algunos casos inánime. Si tiene cuatro patas y araña, mejor cambiarse las gafas protectoras por las de ver y no colgarlo en la pared porque se trata del gato de la portera y se enfadará.


Antes de efectuar los pertinentes agujeros, debemos posicionar el cuadro en la pared para apreciar su estética belleza en nuestra humilde pared. Es importante colocarlo con el lado de la representación pictórica mirando hacia nosotros y nosotros mirando hacia ella. Con ello conseguiremos el mayor rendimiento artístico de la obra. En el caso de que la parte trasera del cuadro sea la más hermosa, estaremos ante una carísima obra original de Antoni Tàpies. Ponerlo de canto es una tercera opción descartable, ya que impediría la libre circulación y el paso fluido de viandantes en caso de que lo coloquemos en el pasillo.




Ya decidida la ubicación de nuestra representación artística, taladraremos un agujero que inevitablemente romperá alguna instalación o llenará de yeso la calva de nuestro vecino que se encuentra tranquilamente sentado en su sofá. Si no ocurre ninguna de estas cosas, o bien es que es usted un manitas o que se le ha olvidado enchufar el taladro. En este punto cabe recordar la importancia de colocar la parte puntiaguda del taladro mirando hacia la pared, de esta manera nos ahorraremos el sufrir lesiones graves por perforación craneal y la consabida lista de espera para transplante encefálico en la sanidad pública.

Ya entrados en calor, debido a los lógicos esfuerzos en el ejercicio de nuestra actividad bricolajística, y si el cansancio no provoca que nos cimbree el pernaje, colocaremos el objeto denominado como taco en el agujero previamente efectuado en la pared y a continuación introduciremos la alcayata, bien mediante presión o mediante un movimiento de torsión dependiendo de si la alcayata es recta y lisa o retorcida como un artículo de la legislación de hacienda.

Según los mejores profesionales del bricolaje como Robert Steevens, doctor en albañileria por parte de padre y catedrático en transpiración sobaquil: "Es imprescindible hacerlo en este orden o no funcionará. Primero taco y luego alcayata, no al revés."

Es importante recordar, que hay que decirle a nuestro hijo al que le hemos encargado que nos sostenga el cuadro contra la pared con la misión de facilitarnos el que lo apreciemos en su justa perspectiva para una correcta admiración artística, que lo retire de la pared antes de llevar a cabo las labores perforativas o inevitablemente dañaremos nuestra bella obra de arte. Hecho del todo punto indeseable ya que de esta guisa no sería el fruto de las admiraciones y bocas abiertas de nuestros amigos y transeúntes ocasionales que circulen por nuestra vivienda. 

Ya en su lugar taco y alcayata, solo resta enganchar el cuadro en la alcayata y regodearnos de nuestra obra. Si no lo logramos a la primera, debemos ir girando la alcayata hasta que su extremo apunte como una manecilla de reloj la hora habitual de entrada al trabajo de políticos y funcionarios, es decir, a las doce.

Una vez hayamos completado estos pasos solo nos queda retirar el cuadro, arrancar alcayata y taco de un tirón y repetir la misma operación en el lugar que nos indique nuestra mujer, que es la que manda en estos casos.

Y la semana que viene: ¡Hablaremos del gobierno!

(Escrito con toda la admiración al gran humorista que nos dejó huérfanos de su oratoria ágil y atropellada en febrero de hace 15 años)







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